sábado, 27 de septiembre de 2014

Hoy me quiero casar

Suena disparatado, sí, lo sé, pero hoy me quiero casar.

No importa el cómo ni el dónde, tal vez lo haga de blanco, de gris o de negro, tal vez en un edificio o en el campo, quizá hasta lo haga en mi habitación, envuelto por la sombría claridad de las amarillentas cortinas que logran apenas reflejar la débil luz de la nueva primavera, esa a la que tanto odio.
Gritaré al viento que te acepto a mi lado, y que estaré contigo por siempre, hasta que la muerte o la primavera nos separe, te besaré hasta quedar sin aliento y lloraré de felicidad en tus hombros mientras juramos que nos amamos verdaderamente, como nunca antes hemos amado a otro igual.
Hoy quiero tener mi luna de miel, cenar algo ligero acompañado de unas velas y un botella de vino, sumergirme contigo en la tibia agua de un jacuzzi soñado, llevarte en brazos a nuestra cama cubierta de pétalos de rosas, mientras nos amamos sin sentido sobre las sábanas, en una cita perfecta, esa que soñaste toda tu vida.
Hoy quiero tener paz a tu lado, abrazarte por la espalda mientras descansamos viendo una película, susurrándote al oído que te amo, besar tus dulces labios, rozar tu pecho y amarrar tus sueños con los míos mientras nos dejamos caer por el cansancio, juntos, para siempre, tú y yo.

Hoy me quiero casar, para mañana despertar y haberlo olvidado todo, mirarte como a un desconocido, vestirme raudamente y regresar a mi casa, donde pertenezco, donde tú no estarás, donde mis ilusiones mueren día tras día y se convierten en pesadillas, alimentadas por la primavera, esa a la que tanto odio.



No hay comentarios.: