domingo, 30 de octubre de 2011

Tristeza Ajena

A veces preferiría escribir en otro idioma para que la gente no indicada no pueda entender estos versos de hondananza corazonal.

Cuando resulta que llegas a la paz máxima, entonces el pasado vuelve a ti en soslayo, y te comunica con personas que no debiste haber contactado, individuos que de alguna manera te hacen dudar si lo que hiciste estuvo correcto o si de alguna manera fue el peor error de toda tu vida.

Los errores absolutos no existen, y solo me queda aceptar esa conjetura, pues si no la abrigo en mi mente no podría seguir con todo este paripé que tranquilamente he llamado vida durante aproximadamente 2 años, una vida tan normal como la tuya o como la mia, donde pasas desapercibido, donde nadie conoce de aquello casi inhumano que hiciste, donde tus actuales amigos ven lo bueno que eres, y no ven el pasado asesino que por desgracia tuviste... como dirían muchos el hijo de puta que fuiste.

Donde escuchas relatos de gente paranoica, de hombres que viven su vida creyendo ser especiales, creyendo tener problemas importantes en su vida, cosas de pareja y de pensamientos "perturbantes". Aquellos que te cuentan historias que no se acercan en lo más minino a aquello que tu experimentaste. A veces quisieras exclamar al viento y/o gritarles en sus caras todo aquello que tu conoces, y que todas sus experiencias se quedan cortas al lado tuyo... a veces te preguntas: ¿Acaso eso es digno de mencionar o de admirar?

Y te quedas escuchando a esas personas, sus problemas de vida y de pareja, vez sus rostros crédulos de especialidad, que por que creen estar muertos o tristes cuando no saben lo que verdaderamente significan esas palabras.

Y cuando estuviste muerto y triste, entonces sabrías lo que es sentir ese aliento gélido en tu corazón... de alguna manera yo no estoy muerto ni estoy triste, y con mucha pena escribo que este ensayo no tiene sentido, pues vivo estoy y de penas mi corazón no se consume.