miércoles, 15 de octubre de 2008

La Noche de la Luna

Un pequeño fragmento del libro que escribì:

Los espasmos generales comenzaron a darse en las personas, eran víctimas de alguna extraña anomalía que curiosamente atacòles por menos de un minuto. Era casi imposible pasar por desapercibido ese temblor físico, si por lo menos solo unas cuantas personas lo hubieran sufrido, pero era alarmante saber que todos habían pasado por lo mismo exactamente en el mismo momento.
Era una noche de plenilunio, un viento intenso corría por la ciudad, el frio era cálido y pasable, parecía una noche común. Un hombre, aproximadamente de unos 28 años, miraba en el tejado de su hogar a la luna (en esa época la que se presentaba era la luna de la fresa), tendido estaba en una confortable silla acolchonada, y acompañabale un pequeño cuaderno que sostenía en la mano derecha, parecía ser viejo debido a las hojas amarillentas que mostraba claramente, señales vivas de que había sido ya usado innumerables veces, su grosor era notable, la mitad de la fojas habían sido rellenadas de muchas palabras, parecía ser algún tipo de diario, un poemario, o tal vez una obra que el mismo estaba componiendo. En su mano izquierda sostenía temblorosamente un lapicero de oro, brillante y muy elegante, era más reluciente aun debido a la luz que emitía el astro observado minuciosamente por aquel hombre.

Miradas Fijas

Me atrevì a ver a traves de los ojos mortales de su sonrisa,

con cierta pavidez tratè de conseguir una copia de su ser,

la mirada turbia y melancolica del ayer acecha mis sueños,

esas buenas pesadillas que aun cubren el amanecer de otoño,

la epoca del nacimiento, la lejania de esos versos que aun lloro,

que aun lloramos, nosotros los que no podemos ver sin noche,

nosotros, corazones que derramamos lagrimas, ojos que no ven,