miércoles, 26 de febrero de 2014

Final: el adiós de Sebastián - Parte 2

Solía venir aquí cuando el mundo se hacía tan pequeño que apenas podía respirar.

Los días pasaban y sin darme cuenta ya no frecuentaba verme con Sebastián. Desde aquella vez que hablamos de lo sucedido, cuando declaró a todo el mundo lo que sentía por mi, no había vuelto a ser el mismo, la luz de sus ojos se habían extinguidos, su aliento ya no era el mismo, ya no jadeaba de pasión su mirada al verme, ya no vibraban sus labios al besarme, sin darme cuenta todo aquello que habíamos sido por mucho tiempo se había extinguido, dejando a su paso solo incomodidad.

El amor de los jóvenes... ¡Cuánta agua salada vertida inútilmente por un amor que ya no sabe a nada!

En verdad era todo lo que quería, tal vez aun más, ya no podía inspirarme con esa situación, la incertidumbre era abrumadora, cada vez que trataba de hablar con él surgía un pretexto por el cual le era imposible verme. No era mi intención reclamarle por su ausencia, o tal vez era demasiado cobarde para admitir que me sentía desprotegido cuando él no estaba a mi lado, que dependía de su fuerza para ser el chico alegre de siempre.
Deje de insistir y encapuché mis sentimientos, no quería verme derrotado, tampoco quería llorar, después de mucho tiempo volvía a estar solo, ya no esperaba las llamadas de nadie, tampoco esperaba el fin de semana con impaciencia, mis sueños se convertían en pesadillas de las cuales nunca logré recordar, solo el despertar abrupto y tembloroso me lo contaban.

Cada día parecía semanas enteras, entonces me di cuenta que ya nada sería igual y que no podía ocultar lo evidente por mucho tiempo, que en algún momento explotaría y cometería una locura, o tal vez no y me convertiría en un amargado que vive odiando la vida. Quizás lograra refugiarme en las drogas o en el alcohol para anestesiar mi mente y dejar de pensar tanto, los recuerdos hervían en mi cabeza como lava hirviendo.

Una de esas noches, encendí el ordenador y entré a un chat de una conocida página (si, de esas gais en las que conoces a cualquier tipo que busca más que nada "eso que tú sabes") y elegí un nick al azar, Jack16. En mi opinion ese nombre era genial, misterioso, extranjero... venga ya ¡sexy!

- Jack16: Hola, ¿Qué tal?
- Pepe_18: Hola, aquí todo bien... con unas ganas tremendas xD
- Jack16: Bueno, supongo que por eso estás aquí, jeje... y dime, ¿de dónde eres?
- Pepe_18: De Cañete, ¿tú?
- Jack16: De Lima... a qué te dedicas o qué? Cuéntame algo que estoy aburrido y no tengo sueño

La conversación siguió de largo, Pepe era un chico interesante, tenía 18 años, era estudiante de Administración, soltero, por lo que el me contaba era delgado y de cabello negro, estaba buscando trabajo para poder pagarse sus lujos y no vivir ajustado del dinero de sus padres, me gustaba eso, aunque claro para mi eso no importaba nada pues eso solo serviría para alguien que busca una relación.

- Jack16: Sería muy paja vernos, ¿sabes?, Lástima que estás algo lejos -_-
- Pepe_18: Pucha si, supongo que ya fue :/
- Jack16: No, espera, no es tan lejos xD, además no sé, me da curiosidad conocerte, no creas que soy loco, solo soy aventado jeje, además me caes súper :D
- Pepe_18: Jaja, si claro, ven a Cañete mañana entonces, te espero de brazos abiertos (y piernas también :P)
- Jack16: Jajaja, sale, pero primero pásame tu cam para no arrepentirme cuando te vea xD

¿Era en serio todo esto? Estaba quedando con un desconocido que ni siquiera vivía en mi ciudad, me planteaba seriamente ir a visitarlo solo porque "me caía bien"... si claro, porque por un chat de una noche te puede caer bien una persona sin antes haberla conocida, que estúpido.

Eran los 8 am, desperté con una llamada perdida de Pepe, había olvidado que le pasé mi móvil para que me timbrara y poder anotar su número. Lo llamé y le dije que en la tarde estaría allá, en Cañete, entonces se carcajeó unos segundos hasta que comprendió que iba en serio y acordamos nuestro encuentro.
Eras las 7:15 pm aproximadamente cuando llego a Cañete, bajo del bus y lo llamo para informarle que había llegado, me mandó caminar unas cuadras por unas calles que no me daban la impresión de ser seguras para algún transeunte, sin embargo ya estaba ahí y no me iba a echar para atrás.


Continuará...



No hay comentarios.: