Cuando caminaba con ella por las calles, cuando sonreia y me hacia reir tanto que sentia que no podìa ser màs perfecto.
Aquellos dìas, cuando solìa ser de cartòn piedra, solìamos transitar las veredas de Lima hasta altas horas de la noche. Su cabello castaño, su mirada perdida, su sonrisa fingida... ¿cuando fue que se destruyò todo?.
Ella- Quisiera que existiera una pastilla que nos haga olvidar las cosas que no queremos olvidar.
Yo- ¿A què te refieres con eso? O lo has dicho mal, o estas hablando de que te gustarìa olvidar los buenos recuerdos que tienes.
Ella- Justamente a eso me referìa.
Yo- Entonces creo que me olvidarìas en primer lugar, en todo caso tendrìa que tomar yo tambièn la pastilla, serìa algo incomodo que tu me olvides y yo aun te siga teniendo presente.
Ella- Creo que estamos en una de esas conversaciones aburridas, donde al final terminamos hablamos de una cosa muy distinta.
Yo- Pues si, para variar tus comentarios siempre generan este tipo de polèmica jaja.
Ella- Tu ¿algùn dia me olvidaràs?
Yo- Evidentemente no, sabes que soy muy inteligente para olvidar las cosas, a menos que sufra de un golpe o una severa anomalìa en mi cerebro.
Ella- ¡Oh! Ya sabia que iba a salir el Rasec egocèntrico en algùn momento jaja.
Yo- Pero el hecho de que no te olvide no significa que me sigas importando. Puedo tener un vago recuerdo de ti y no significarìas nada para mi.
Con mucho cariño me abrazò y yo a ella.
A veces me pregunto si ese abrazo fue un adiòs prematuro, tengo la sensacion de haber sentido una de sus làgrimas penetrar en mi piel.
Tal vez ya casi la olvidè por completo.
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